Hay dos tipos de artistas progresistas, aquellos que transforman a través de la ruptura de la academia, y aquellos que desde la academia modifican sutilmente cuestiones fundamentales. Ambos importantes en el devenir de la historia, pero son los del segundo caso los que llaman más mi atención, y son también los que me producen más estimulo como espectador. Robert Siodmak es uno de ellos.
Robert Siodmak (1900 - 1973)
Alemán que creció en Estados Unidos y empezó su carrera cinematográfica en la UFA, más tarde filmaría varios años en Francia. Posteriormente crearía el grueso de su obra en Hollywood bajo el amparo de la Universal, y su última etapa la cerraría de nuevo en sus orígenes, Alemania. Esta condición de cineasta experimentado entre Europa y Estados Unidos (uno de muchos por entonces) le da a Siodmak la perspectiva de crear narraciones más inteligentes, menos panfletistas y abiertas a diversas lecturas. Siodmak pone en tela de juicio varios cánones del film noir americano a través de sus películas; entre muchos factores una de sus grandes virtudes.
La vida desde el cine, la realidad desde el cine.
Su primera película merece la pena ser destacada, dirigida conjuntamente con Fred Zinnemann, Edgar G. Ulmer y su hermano Curt Siodmak, Los Hombres Del Domingo (Menschen Am Sonntag, 1930). Rodada en el periodo mudo el film es un documental/falso documental que refleja la cotidianía de un día de domingo. Un poema, y una comprensión compleja a la naturaleza de la imagen cinematográfica. Tanto en las producciones para la UFA (Alemania) como en las que dirigirá en Francia, Siodmak no se separará de la comedia y del melodrama. Pero es, con su llegada a Estados Unidos, trabajando bajo los grandes estudios del cine de terror, la Universal, que Siodmak empezará a desarrollar su verdadero talento para el misterio y las sombras humanas. Rodará en su primer año cuatro títulos, puliendo su fabuloso sentido del espacio y de la puesta en escena, destacando El Sospechoso (The Suspect, 1944) y La Dama Desconocida (Phantom Lady, 1944), dos impresionantes lecciones de cine negro en dos obras menores.
El inicio de La Escalera de Caracol.
Diálogos entre el mudo y el sonoro.
En 1945 una de sus grandes películas La Escalera De Caracol (The Spiral Staircase, 1945). Todo lo que podía intuirse es ahora una evidencia. Una de las películas más brillantes del Hollywood clásico. Su relación entre el cine mudo y sonoro, la construcción de su protagonista femenina y las implicaciones que conlleva. De nuevo el sentido espacial, como Siodmak con una simple panorámica transforma el espacio una y otra vez y añade y desvirtúa el valor de los personajes en él. La Escalera de Caracol es eléctrica, fascinante, y todo un reto. Como decía el eslogan publicitario de la película: "Ni Hitchcock lo hubiese hecho mejor".
Las SS juzgan a un deficiente en la Alemania nazi.
Siodmak no perderá el pulso en toda su carrera, y otras obras maestras del género irán apareciendo en su filmografía: Forajidos (The Killers, 1946) y El Abrazo De La Muerte (Criss Cross, 1949 deberían estar en cualquier lista entre las mejores del film noir. Pero es de vuelta a la industria alemana, en su último periodo donde Siodmak filmará algunas de las películas más maduras y personales de su carrera, entre ellas la grandiosa y compleja El Diablo Ataca De Noche (Nachts, Wenn Der Teufel Kam, 1957). Thriller ético situado en la Alemania nazi. Una de las pocas películas de la historia del cine donde, haciendo crítica del nazismo, se dibuja un retrato del sentimiento alemán desde un protagonista de la SS durante la Segunda Guerra Mundial. Una obra brillante, una película rica en elementos y dualidades, y con algunos de los juegos de puesta en escena más interesantes de finales del clasicismo.
Robert Siodmak es la demostración del valor de la artesanía, de una mirada inteligente, intelectual diría yo, que antepone las preguntas y las dudas a las respuestas. Un cineasta que desde el género hizo un cine puramente moderno y tiene una de las cinematografías más completas y arriesgadas de la historia de Hollywood. Cineastas como Siodmak son el motivo que en los setenta directores como Coppola, Scorsese, De Palma y más de los postclasicistas adaptasen la modernidad a formas clásicas. Imprescindible.
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