Las cosas y las personas se mueven. Y el cine registra esos movimientos. Podríamos preguntarnos si el cine existía antes del nacimiento del mismo cine. Unas sombras sobre una pared, un sueño secuenciado, un niño caminando viendo a un hombre en bicicleta a través de una verja con barras... pero el cine es producto de una modernidad tecnológica y científica, y es en el registro de la realidad cuando nace, de forma consensuada, el arte y la técnica cinematográfica.
En la primera película proyectada de la historia, la archiconocida Salida De Los Obreros De La Fábrica (1895), nace para muchos el sentido estricto, puro, y absoluto de la verdad cinematográfica: el movimiento de lo real registrado, y con ello todas las posibles lecturas e interpretaciones, reflexión sobre la poética del medio y de la vida misma.
Con el nacimiento del cine nace a su vez el nacimiento de "el gesto", esa partícula fílmica que se produce con el movimiento resultante de dos fotogramas congelados. Una mano que se mueve, una hoja al viento, una sonrisa... más adelante, pasado los inicios de la modernidad, empezará a pensarse el gesto de una forma profunda. La vida no es bella por si misma, sino los ojos de quienes la ven. El cine es capaz de ver la vida tal cual con la mirada de otro. El gesto contemplado emociona al ser visto, y al recibir un valor. El cine encuentra, intelectualmente, su sentido con el mundo. Su unicidad en relación al resto de la historia del arte y de la representación.
Por lo tanto, podría considerarse Salida De Los Obreros De La Fábrica un documento, en su sentido más místico, religioso, y la belleza del movimiento en el gran interrogante de esta religión. ¿Qué hace bello al movimiento? ¿Qué hay de humano en el fluir del agua de un río? ¿Cómo podemos ver la vida a través de otra persona mediante imágenes que son estrictamente fruto de la realidad?
Ningún medio previamente, en algún que otro período, se había cuestionado su existencia fuera de Dios. La literatura, la pintura, la arquitectura... fueron medios al servicio de la búsqueda y transmisión de la divino. En cambio el cine, nacido en un mundo industrial y posterior a la ilustración (evidentemente), se ve automáticamente avocado a lo mundano y científico. En esa ausencia de lo divino relacionado con el arte, la mirada de las personas buscan en el cine algo de divino, y encuentran en el mundo en sí una relación con lo humano, el gesto. El movimiento y la belleza que desprende al ser contemplado.
(continúa en el próximo artículo)
Ante nuestros ojos, y el ojo del cámara, el movimiento.
En la primera película proyectada de la historia, la archiconocida Salida De Los Obreros De La Fábrica (1895), nace para muchos el sentido estricto, puro, y absoluto de la verdad cinematográfica: el movimiento de lo real registrado, y con ello todas las posibles lecturas e interpretaciones, reflexión sobre la poética del medio y de la vida misma.
Con el nacimiento del cine nace a su vez el nacimiento de "el gesto", esa partícula fílmica que se produce con el movimiento resultante de dos fotogramas congelados. Una mano que se mueve, una hoja al viento, una sonrisa... más adelante, pasado los inicios de la modernidad, empezará a pensarse el gesto de una forma profunda. La vida no es bella por si misma, sino los ojos de quienes la ven. El cine es capaz de ver la vida tal cual con la mirada de otro. El gesto contemplado emociona al ser visto, y al recibir un valor. El cine encuentra, intelectualmente, su sentido con el mundo. Su unicidad en relación al resto de la historia del arte y de la representación.
Por lo tanto, podría considerarse Salida De Los Obreros De La Fábrica un documento, en su sentido más místico, religioso, y la belleza del movimiento en el gran interrogante de esta religión. ¿Qué hace bello al movimiento? ¿Qué hay de humano en el fluir del agua de un río? ¿Cómo podemos ver la vida a través de otra persona mediante imágenes que son estrictamente fruto de la realidad?
La sombra de las hojas en el suelo.
¿Qué son sin la mirada humana?
Ningún medio previamente, en algún que otro período, se había cuestionado su existencia fuera de Dios. La literatura, la pintura, la arquitectura... fueron medios al servicio de la búsqueda y transmisión de la divino. En cambio el cine, nacido en un mundo industrial y posterior a la ilustración (evidentemente), se ve automáticamente avocado a lo mundano y científico. En esa ausencia de lo divino relacionado con el arte, la mirada de las personas buscan en el cine algo de divino, y encuentran en el mundo en sí una relación con lo humano, el gesto. El movimiento y la belleza que desprende al ser contemplado.
(continúa en el próximo artículo)
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