(...continuaba en el artículo anterior)
Pero como todo en la vida la modernidad en el cine también se agota. Tras la Segunda Guerra Mundial el mundo queda en shock, un tipo de acercamiento a la emoción se agota y se pierde bajos los escombros. Las ideas gobiernan el arte. Pasados un largo periodo de más de 30 años el cine se reencuentra con el gesto en la postmodernidad a finales de los años 70. Si Rossellini fue quien dio el primer paso en lo moderno allá en 1954 con su Te Querré Siempre, encontramos en la postmodernidad a Kiarostami, una pieza clave en la mirada occidental del cine de su tiempo (inclusive los días de hoy).
La diferencia con el cine moderno a lo que plantea Kiarostami es muy sencilla (simplificando la complejidad que contiene el cine de Kiarostami). Kiarostami evidencia y hace partícipe del cine la cámara y el micrófono que ruedan la película. La cámara ya no es stylo (no es una herramienta caligráfica) si no un testigo de la realidad. De ahí la reflexión de sus primeras películas. ¿Qué filmamos? ¿Quién filma? ¿Qué es verdadero frente y detrás de la cámara? El cine ya no habla de la realidad a través de condicionantes simbólicos e iconográficos, el cine habla de la realidad desde la reflexión ética y moral del mismo cine y del acto de crearlo.
Con esta decisión de hacer de la cámara y del micrófono partes reales -personajes mismos- del cine de Kiarostami, obliga también a cuestionarse la realidad que hay enfrente de la cámara (como espectadores nunca vemos dicha realidad porque sólo accedemos al material filmado) y la ficción del material filmado. En esa dialéctica entre lo real y lo registrado vuelve al cine la pregunta de lo verdadero. ¿Qué es verdad?
Se echa la mirada atrás y el arte cinematográfica busca en su origen la esencia ausente. El gesto. De nuevo el nacimiento, Salida de los obreros de la fábrica, contiene todas las respuestas. Las miradas fortuitas a cámara de las personas, la falsa naturalidad de algunos, la indiferencia de otros, el coche con los caballos -un elemento impuesto por los Lumière-... mil interrogantes que cuestionan y definen lo real en la película. ¿Cómo podemos llegar a lo verdadero si la impostura de la cámara lo niega? Quizá, de ahí el cambio crucial en el cine y el aporte de Kiarostami, es hacer que la impostura sea parte de los elementos de la interrogación. Se hace del proceso fílmico parte en sí de la misma película. Nos acercamos a el gesto, ya no desde lo verdadero de un actor o de un árbol que forma parte de un artilugio ficticio, por ejemplo, sino que se busca el gesto real dentro de la impostura. En el diálogo, en el ejercicio de la comparación, el cine se vincula por primera vez en mucho tiempo con lo real.
(concluye en el próximo artículo)
Pero como todo en la vida la modernidad en el cine también se agota. Tras la Segunda Guerra Mundial el mundo queda en shock, un tipo de acercamiento a la emoción se agota y se pierde bajos los escombros. Las ideas gobiernan el arte. Pasados un largo periodo de más de 30 años el cine se reencuentra con el gesto en la postmodernidad a finales de los años 70. Si Rossellini fue quien dio el primer paso en lo moderno allá en 1954 con su Te Querré Siempre, encontramos en la postmodernidad a Kiarostami, una pieza clave en la mirada occidental del cine de su tiempo (inclusive los días de hoy).
Te Querré Siempre (R. Rossellini). La
búsqueda de lo verdadero en la ficción.
La diferencia con el cine moderno a lo que plantea Kiarostami es muy sencilla (simplificando la complejidad que contiene el cine de Kiarostami). Kiarostami evidencia y hace partícipe del cine la cámara y el micrófono que ruedan la película. La cámara ya no es stylo (no es una herramienta caligráfica) si no un testigo de la realidad. De ahí la reflexión de sus primeras películas. ¿Qué filmamos? ¿Quién filma? ¿Qué es verdadero frente y detrás de la cámara? El cine ya no habla de la realidad a través de condicionantes simbólicos e iconográficos, el cine habla de la realidad desde la reflexión ética y moral del mismo cine y del acto de crearlo.
Con esta decisión de hacer de la cámara y del micrófono partes reales -personajes mismos- del cine de Kiarostami, obliga también a cuestionarse la realidad que hay enfrente de la cámara (como espectadores nunca vemos dicha realidad porque sólo accedemos al material filmado) y la ficción del material filmado. En esa dialéctica entre lo real y lo registrado vuelve al cine la pregunta de lo verdadero. ¿Qué es verdad?
El juego dialéctico de Primer Plano (Close Up) uno de los
grandes principios de la postmodernidad cinematográfica.
Se echa la mirada atrás y el arte cinematográfica busca en su origen la esencia ausente. El gesto. De nuevo el nacimiento, Salida de los obreros de la fábrica, contiene todas las respuestas. Las miradas fortuitas a cámara de las personas, la falsa naturalidad de algunos, la indiferencia de otros, el coche con los caballos -un elemento impuesto por los Lumière-... mil interrogantes que cuestionan y definen lo real en la película. ¿Cómo podemos llegar a lo verdadero si la impostura de la cámara lo niega? Quizá, de ahí el cambio crucial en el cine y el aporte de Kiarostami, es hacer que la impostura sea parte de los elementos de la interrogación. Se hace del proceso fílmico parte en sí de la misma película. Nos acercamos a el gesto, ya no desde lo verdadero de un actor o de un árbol que forma parte de un artilugio ficticio, por ejemplo, sino que se busca el gesto real dentro de la impostura. En el diálogo, en el ejercicio de la comparación, el cine se vincula por primera vez en mucho tiempo con lo real.
(concluye en el próximo artículo)
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