En el anterior post empezamos comentando cuatro fotogramas de cuatro películas distintas de Robert Bresson. A continuación seguimos con los próximos cuatro títulos de su filmografía.
Pickpocket (1959)
Los planos finales en el cine de Bresson son por norma reveladores. Un plano cargado de verdad que hace reconsiderar y comprender el resto del material que se ha visto antes de dicho plano. Cuando al final del relato el carterista se apiada de su destino y encuentra a la persona que permanecerá a su lado (con la imposibilidad de la unión por la reja) comprendemos Pickpocket desde un nuevo prisma, entendemos al carteristas y podemos construir el personaje con todos los matices que necesita.
El proceso de Juana de Arco (1962)
En una película que como dice el título es un proceso, la frialdad y lo mecánico reina sobre todo lo demás. Asistimos a las actas oficiales de un juicio que Bresson filma tratando de manipular lo menos posible. Es hasta su desenlace con la quema de Juana de Arco que los 50 minutos de película vistos se tornan de lo informativo a lo emocional. Un sentimiento panteísta desborda el fotograma y asistimos a la desaparición del ser a través de lo material. Un momento aterrador.
Al azar de Baltasar (1966)
En medio de la tormenta Marie se refugia en la casa del oscuro viticultor que ansía abusar de la joven. Aparentemente los dos están solos en el cobertizo cuando sucede toda la tensión de un contrato mudo de favores sexuales. Con un pequeño gesto descubrimos tras el viticultor al asno Baltasar siendo testigo del pecado y del sufrimiento, siempre callado, siempre omnipresente Baltasar carga con los males que le rodean. Un detalle muy sutil, una dirección maestra.
Mouchette (1967)
La duda de no saber siempre molesta al espectador conservador. En Bresson la duda es orgánica, natural. Forma parte de nosotros y de nuestra forma de sentir y pensar. Al ver los brazos de la niña Mouchette sobre la espalda de su violador uno no sabe si es un forcejeo, si es de excitación porque descubre el sexo cuando empieza a ser mujer, si es compasión hacia Arsène el epiléptico, o si es compasión por ella misma. Un cocktail en una situación tan extrema, y no poder discernir entre las opciones, hace que la duda permanezca en uno. Bresson juega con lo ambiguo, tanto en la psicología de sus personajes como en la necesidad de sus espectadores.
En el próximo y tercer post cerramos este conjunto de reseñas con los cinco fotogramas de las últímas películas de la filmografía de Robert Bresson.
Pickpocket (1959)
El carterista arrepentido de sus elecciones es separado
de la mujer que le ama por la reja de una prisión
Los planos finales en el cine de Bresson son por norma reveladores. Un plano cargado de verdad que hace reconsiderar y comprender el resto del material que se ha visto antes de dicho plano. Cuando al final del relato el carterista se apiada de su destino y encuentra a la persona que permanecerá a su lado (con la imposibilidad de la unión por la reja) comprendemos Pickpocket desde un nuevo prisma, entendemos al carteristas y podemos construir el personaje con todos los matices que necesita.
El proceso de Juana de Arco (1962)
Los zapatos y pertenencias de Juana de Arco quemándose en la hoguera
En una película que como dice el título es un proceso, la frialdad y lo mecánico reina sobre todo lo demás. Asistimos a las actas oficiales de un juicio que Bresson filma tratando de manipular lo menos posible. Es hasta su desenlace con la quema de Juana de Arco que los 50 minutos de película vistos se tornan de lo informativo a lo emocional. Un sentimiento panteísta desborda el fotograma y asistimos a la desaparición del ser a través de lo material. Un momento aterrador.
Al azar de Baltasar (1966)
Al moverse el viticultor descubrimos a Baltasar, el asno, en la penumbra
En medio de la tormenta Marie se refugia en la casa del oscuro viticultor que ansía abusar de la joven. Aparentemente los dos están solos en el cobertizo cuando sucede toda la tensión de un contrato mudo de favores sexuales. Con un pequeño gesto descubrimos tras el viticultor al asno Baltasar siendo testigo del pecado y del sufrimiento, siempre callado, siempre omnipresente Baltasar carga con los males que le rodean. Un detalle muy sutil, una dirección maestra.
Mouchette (1967)
Las manos de Mouchete agarrando la espalda
de Arsène al inicio de la violación
La duda de no saber siempre molesta al espectador conservador. En Bresson la duda es orgánica, natural. Forma parte de nosotros y de nuestra forma de sentir y pensar. Al ver los brazos de la niña Mouchette sobre la espalda de su violador uno no sabe si es un forcejeo, si es de excitación porque descubre el sexo cuando empieza a ser mujer, si es compasión hacia Arsène el epiléptico, o si es compasión por ella misma. Un cocktail en una situación tan extrema, y no poder discernir entre las opciones, hace que la duda permanezca en uno. Bresson juega con lo ambiguo, tanto en la psicología de sus personajes como en la necesidad de sus espectadores.
En el próximo y tercer post cerramos este conjunto de reseñas con los cinco fotogramas de las últímas películas de la filmografía de Robert Bresson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario