Tras dos artículos dedicados a la reflexión del espacio y del tiempo en el cine de Dudok de Wit, no es de extrañar que este tercer y último artículo se centre en la idea que engloba tanto los mecanismos narrativos como el motivo vertical de las películas de Dudok de Wit, la esencia.
The Aroma of Tea (El aroma del té) es un delicado ejercicio fílmico en el cual, mediante posos de té, se crean geografías abstractas sobre un cristal iluminado por luz blanca. Un punto, el protagonista de esta "historia", recorre su camino a través de las formas sugeridas hasta llegar a un círculo perfecto y fundirse en él. De nuevo el uso de la música es primordial. Si en El Monje y el Pez la música dibujaba las acciones en un diálogo diáfano, y en Father and Daughter el tema musical era el retrato emocional del paso de la vida de una persona, en The Aroma of Tea la música es el motor, la energía invisible que empuja al punto (el personaje) a llegar a su destino.
La esencia es el principio nuclear de la obra de Dudok de Wit, ese concepto (o mejor dicho, ese sentimiento) que encierra el desenlace de todo conflicto planteado en su cine. En The Aroma of Tea la esencia se asume como razón de ser de la película y no como un fin. Dudok de Wit, como un protagonista más de su cine, comprende que la película no tiene que buscar nada, sino que su objetivo es desde un principio el de ser esencial. Es en su planteamiento, en una verdad cinematográfica muy cercana a la madurez de un maestro como Robert Bresson, cuando la naturaleza semántica de la película se abre a la experiencia. No deja de ser una esquematización de sus dos anteriores films, pero en esa esquematización hay un despojo de manierismos que abren la película -y sus momentos- a la interpretación de cada uno. Es mediante lo sensorial a través de la emoción que se da la perspectiva adecuada, una perspectiva y un sentido alejados de la palabra.
El cine de Dudok de Wit busca en el proceso y en la creación del cine de animación lo verdadero mediante el movimiento y el vacío (tiempo), el sentido de la figura humana en el mundo, el existir (espacio), y la mínima expresión a través de recursos populares para llegar a la trascendencia (esencia). Tres pilares de la mística de uno de los maestros del cine contemporáneo, arrinconado del pensamiento fílmico actual por ejercer un medio desprestigiado por la propia ignorancia de los que dan voz a la teoría e historia del cine. Una obra breve e intensa que ha dotado a la historia de una cinematografía imprescindible, regalándonos en su exactitud y en su necesidad de búsqueda un placer artístico completamente fílmico, profundamente humano.
Hasta aquí este tríptico sobre el cine de Michael Dudok de Wit. Os animo a recuperar una y otra vez, con el paso del tiempo, sus tres cortometrajes y comprobar, como sucede en su cine, que el paso del tiempo cambiará vuestra mirada sobre su narrativa.
Aquí podéis ver The Aroma of Tea.
The Aroma of Tea (El aroma del té) es un delicado ejercicio fílmico en el cual, mediante posos de té, se crean geografías abstractas sobre un cristal iluminado por luz blanca. Un punto, el protagonista de esta "historia", recorre su camino a través de las formas sugeridas hasta llegar a un círculo perfecto y fundirse en él. De nuevo el uso de la música es primordial. Si en El Monje y el Pez la música dibujaba las acciones en un diálogo diáfano, y en Father and Daughter el tema musical era el retrato emocional del paso de la vida de una persona, en The Aroma of Tea la música es el motor, la energía invisible que empuja al punto (el personaje) a llegar a su destino.
Un origen.
La esencia es el principio nuclear de la obra de Dudok de Wit, ese concepto (o mejor dicho, ese sentimiento) que encierra el desenlace de todo conflicto planteado en su cine. En The Aroma of Tea la esencia se asume como razón de ser de la película y no como un fin. Dudok de Wit, como un protagonista más de su cine, comprende que la película no tiene que buscar nada, sino que su objetivo es desde un principio el de ser esencial. Es en su planteamiento, en una verdad cinematográfica muy cercana a la madurez de un maestro como Robert Bresson, cuando la naturaleza semántica de la película se abre a la experiencia. No deja de ser una esquematización de sus dos anteriores films, pero en esa esquematización hay un despojo de manierismos que abren la película -y sus momentos- a la interpretación de cada uno. Es mediante lo sensorial a través de la emoción que se da la perspectiva adecuada, una perspectiva y un sentido alejados de la palabra.
El fin.
El cine de Dudok de Wit busca en el proceso y en la creación del cine de animación lo verdadero mediante el movimiento y el vacío (tiempo), el sentido de la figura humana en el mundo, el existir (espacio), y la mínima expresión a través de recursos populares para llegar a la trascendencia (esencia). Tres pilares de la mística de uno de los maestros del cine contemporáneo, arrinconado del pensamiento fílmico actual por ejercer un medio desprestigiado por la propia ignorancia de los que dan voz a la teoría e historia del cine. Una obra breve e intensa que ha dotado a la historia de una cinematografía imprescindible, regalándonos en su exactitud y en su necesidad de búsqueda un placer artístico completamente fílmico, profundamente humano.
Hasta aquí este tríptico sobre el cine de Michael Dudok de Wit. Os animo a recuperar una y otra vez, con el paso del tiempo, sus tres cortometrajes y comprobar, como sucede en su cine, que el paso del tiempo cambiará vuestra mirada sobre su narrativa.
Aquí podéis ver The Aroma of Tea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario