En el artículo anterior mencionábamos cinco títulos que marcan diferentes matices y tendencias dentro del campo estilístico-formal del cine negro. En este segundo artículo, a través de otras cinco películas, comentaremos como una tipología de thriller buscará, a través de lo científico y lo periodístico, otra forma de entender el cine negro dentro de los parámetros clásicos anulando, eso sí, la propia concepción de la narrativa clásica.
El fotógrafo del pánico (Michael Powell) 1960
El genio de Powell siempre ha buscado una vía de escape para modernizar cualquier género en el que ha trabajado. Desde la comedia al melodrama pasando por el fantástico y, en lo que nos acontece con esta película, el cine de suspense y de terror. El uso del "material de archivo" doméstico, la figura del voyeur y la capacidad de crear lecturas complejas y sugerentes a los procesos objetivos abren un sinfín de posibilidades para interpretar la mente del criminal, la del investigador, la de la víctima y por lo tanto la del espectador. Un infinito juego de prismas que dotan al cine negro de color para llevar el otro lado de la mente a un lugar aún mucho más oscuros.
El estrangulador de Boston (Richard Fleischer) 1968
La objetividad y la distancia dan paso al sadismo. Pruebas, datos y la frialdad de una investigación policial. El horro ante nuestros ojos sólo como números y estadísticas. Fleischer muestra el crimen despojado de dramatización, para el espectador esta nueva experiencia permite comprender, pensar y no juzgar. Podemos estar en la mente del asesino y ver la muerte como un acto más. Lo frívolo de todo ello es el principio del planteamiento ético y moral más allá de la pantalla en el film noir. Somos parte de las decisiones, no hay veredicto más allá de nuestras propias opiniones.
The Thin Blue Line (Errol Morris) 1988
El documental se transforma en género (en ficción) y lo ficticio cobra el valor del documental. Errol Morris desmenuza hasta el último segundo de material de archivo en una partícula del crimen. Se sirve de las declaraciones para reconstruir y añadir imposibles a la verdad y relativizar la mentira. Nunca el género ha estado tan dentro de lo real y ha sido una herramienta crucial para cambiar la suerte de sus protagonistas. Gracias a la evolución del género este documental fue la prueba definitiva para buscar la inocencia de un falso culpable. Imprescindible.
Memories of Murder (Joon-Ho Bong) 2003
Tras cuarenta años de modernización del género añadimos una nueva mirada, la coreana. Lo inmoral y/o amoral de la tendencia del cine coreano hace del género un medio absurdo. Tan mezquina como inútil la investigación criminal de un asesino en serie desnuda el sistema policial y social de Corea del Sur. Hasta este punto nunca habíamos despreciado tanto a nuestros protagonistas ni ninguna película había carecido de tanta importancia por llegar a su desenlace. El proceso, y lo que esconde, empieza a ganar la batalla a la verdad del quién, qué, cómo, cuándo y porqué.
Zodiac (David Fincher) 2007
Con Zodiac la verdad desaparece, se transforma en misterio y cuanto más uno se siente cerca de ella más descubre que nunca podrá alcanzarla. Si recopilamos todo lo que hemos recogido en los dos artículos hasta llegar aquí, sus ideas formales, morales, científicas, sentido del género, lo real, lo ficticio, el documento, lo humano... y lo aplicamos a una historia, 100% inspirada en todos sus detalles en elementos reales, hallamos quizá, dentro del resto de títulos, la última gran obra del cine negro estadounidense. Un testamento fílmico que mira hacia el pasado pero que se encumbra como obra nueva y original.
En el próximo artículo analizaremos la influencia de uno de los directores más importantes del cine negro, Jean-Pierre Melville.
El fotógrafo del pánico (Michael Powell) 1960
Las imágenes del asesino... las imágenes del espectador.
El genio de Powell siempre ha buscado una vía de escape para modernizar cualquier género en el que ha trabajado. Desde la comedia al melodrama pasando por el fantástico y, en lo que nos acontece con esta película, el cine de suspense y de terror. El uso del "material de archivo" doméstico, la figura del voyeur y la capacidad de crear lecturas complejas y sugerentes a los procesos objetivos abren un sinfín de posibilidades para interpretar la mente del criminal, la del investigador, la de la víctima y por lo tanto la del espectador. Un infinito juego de prismas que dotan al cine negro de color para llevar el otro lado de la mente a un lugar aún mucho más oscuros.
El estrangulador de Boston (Richard Fleischer) 1968
Los multi-planos en El estrangulador de Boston.
Tratar de recoger toda la objetividad posible.
La objetividad y la distancia dan paso al sadismo. Pruebas, datos y la frialdad de una investigación policial. El horro ante nuestros ojos sólo como números y estadísticas. Fleischer muestra el crimen despojado de dramatización, para el espectador esta nueva experiencia permite comprender, pensar y no juzgar. Podemos estar en la mente del asesino y ver la muerte como un acto más. Lo frívolo de todo ello es el principio del planteamiento ético y moral más allá de la pantalla en el film noir. Somos parte de las decisiones, no hay veredicto más allá de nuestras propias opiniones.
The Thin Blue Line (Errol Morris) 1988
La reconstrucción, ese estilo televisivo, nunca había
dialogado tan bien con el cine y la verdad.
El documental se transforma en género (en ficción) y lo ficticio cobra el valor del documental. Errol Morris desmenuza hasta el último segundo de material de archivo en una partícula del crimen. Se sirve de las declaraciones para reconstruir y añadir imposibles a la verdad y relativizar la mentira. Nunca el género ha estado tan dentro de lo real y ha sido una herramienta crucial para cambiar la suerte de sus protagonistas. Gracias a la evolución del género este documental fue la prueba definitiva para buscar la inocencia de un falso culpable. Imprescindible.
Memories of Murder (Joon-Ho Bong) 2003
¿Podemos empatizar con unos protagonistas
estúpidos, mezquinos y arrogantes?
Tras cuarenta años de modernización del género añadimos una nueva mirada, la coreana. Lo inmoral y/o amoral de la tendencia del cine coreano hace del género un medio absurdo. Tan mezquina como inútil la investigación criminal de un asesino en serie desnuda el sistema policial y social de Corea del Sur. Hasta este punto nunca habíamos despreciado tanto a nuestros protagonistas ni ninguna película había carecido de tanta importancia por llegar a su desenlace. El proceso, y lo que esconde, empieza a ganar la batalla a la verdad del quién, qué, cómo, cuándo y porqué.
Zodiac (David Fincher) 2007
Los personajes de Zodiac viven por
encontrar la verdad. Un imposible.
Con Zodiac la verdad desaparece, se transforma en misterio y cuanto más uno se siente cerca de ella más descubre que nunca podrá alcanzarla. Si recopilamos todo lo que hemos recogido en los dos artículos hasta llegar aquí, sus ideas formales, morales, científicas, sentido del género, lo real, lo ficticio, el documento, lo humano... y lo aplicamos a una historia, 100% inspirada en todos sus detalles en elementos reales, hallamos quizá, dentro del resto de títulos, la última gran obra del cine negro estadounidense. Un testamento fílmico que mira hacia el pasado pero que se encumbra como obra nueva y original.
En el próximo artículo analizaremos la influencia de uno de los directores más importantes del cine negro, Jean-Pierre Melville.
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