Tras cuatro artículos (primero, segundo, tercero y cuarto) llegamos al último en esta retrospectiva por el cine negro. En el quinto artículo regresamos al origen del género clásico, al cine norteamericano, cinco películas estrenadas en el 2007 por cinco de los grandes directores de cine de género en Hollywood (Zodiac de Fincher también entraría en esta lista, ya la comentamos en la segunda parte). Tras pasar y evolucionar por la ruptura de la modernidad y reencontrarse con el clasicismo sofisticado de los años setenta y ochenta llegamos, en la actualidad, a un cine que parece no haber cambiado nada, como si la idea original siguiera allí sin ninguna mutación. Como un ser vivo el género negro ha envejecido y ha muerto, nos encontramos en una tierra espectral, un limbo, el cine negro se ha vuelto un lugar por donde transitar, el perfecto decorado de una sociedad sin identidad ni rumbo, pensamos que nada ha cambiado, pero deambulamos hacia ninguna parte encerrados en una ilusión.
No es País Para Viejos (Joel Coen y Ethan Coen) 2007
Cine mudo con reflexiones verbalizadas. Un seguido de persecuciones por desiertos y por los reflejos que proyectamos sobre un mundo en extinción, No Es País Viejos es el legado que dejamos al perdurar por un tiempo que no es el nuestro. No hay civilización, no hay hogar, no hay nada, tan solo la excusa por la que llegamos al final de la película, una absurda historia del imposible de burlar la suerte a la muerte, un Javier Bardem sin capucha y guadaña que mata por azar, porque sí, como un accidente de coche que no escoge a su víctima, simplemente le toca a uno. Huimos por el metraje sin saber hacia donde vamos, es en la última secuencia, donde Tommy Lee Jones explica el sueño que ha tenido, cuando todo cobra sentido, todo es razón y el presente se congela para no soltarnos. Inmensa.
Promesas del Este (David Cronenberg) 2007
Si en No Es País Para Viejos la cárcel es un presente en forma de no entender la brutalidad de un asesino a sueldo, en Promesas del Este la cárcel es el futuro que implica formar parte de la mafia rusa en Londres. Sobria y soberbia la mano de Cronenberg hace del aire un veneno que respirar en cada uno de sus planos. Los encuadres de una invisible claustrofobia van acusando y juzgando a todos los personajes de la película, al principio los de apariencia más villanesca, después a los personajes de "buenas" intenciones, y para finalizar, por empatía, al espectador. El cine negro se vuelve espejo de las debilidades egoístas de la clase media y del significado de poder, familia y felicidad. Las grandes películas no parecen serlo, lo son.
Death Proof (Quentin Tarantino) 2007
Por mucho que Tarantino quiera homenajear la serie Z de Russ Meyer, la forma que utiliza, con el jugueteo de esa serie Z, recuerda más a maestros consagrados que a maestros por consagrar del cine de doble sesión. Hitchcock, Godard, Melville, Tourneur... y una infinidad más como es de esperar de un placer tarantiniano. Es la única palabra que asociaría a Tarantino y aún más de una película como Death Proof: placer. No hay nada más, un juguete erótico que no quiere contarnos ninguna historia ni transformar nuestras miradas. El cine negro es un sueño lleno de los fetiches de un hombre que disfruta por las formas y las emociones que desprenden éstas. Si Brian de Palma fusilaba el cine de Hitchcock para contar sus propias historias, Tarantino se apodera del recurso y nos los ofrece en bandeja de plata. El género carece de sentido y embobados disfrutamos y flotamos por lo irreal de la propuesta por un mundo que nos deleita.
La Noche es Nuestra (James Gray) 2007
Del sueño a la pesadilla. Toda carta tiene su reverso oscuro, y tanto podemos soñar el género como transitarlo como una pesadilla asfixiante. No hay formas concretas ni personajes bien dibujados. Sombras que van y vienen por delante de cámara, que se mueven por el fuera de campo sin dejar claro quiénes somos ni hacia dónde vamos. James Gray, considerado el nuevo Coppola, da la sensación de tener un cine menos consistente que el del director de El Padrino. Esa falta de concreción, esa impresión vaporosa que contrasta con lo absoluto de la puesta en escena y guiones de Coppola, proporcionan a la experiencia un desasosiego de que algo no está completo, que no es tangible, y como espectadores sentimos que la narrativa se diluyo entre nuestros dedos. Pesadillas estructuralmente perfectas en los cánones del género, de repente la estructura se desmorona y caemos a cámara lenta junto a los cimientos sin saber cuando llegaremos al suelo.
Antes Que el Diablo Sepa Que Has muerto (Sidney Lumet) 2007
El (a veces) gran Lumet se despidió por la puerta grande. Una tragedia griega, laberíntica, oscura y de personajes mediocres. Saltamos de un flashback a otro sin ningún motivo narrativo, pero la idea de un bucle crece a medida que la película avanza. Cada elemento es un espejo, los personajes se miran a si mismos cuando miran a otro y sucede igual mediante una escena confrontada con otra. La moral se ha quedado fuera de la sala antes de que empiecen los títulos de crédito, y el primer congelado dicta el destino de la trama. Lumet encierra al género dentro de una película, le impide desarrollarse y lo deja hasta el infinito en las fauces de su mejor aliado, la perdición. Lumet nos recuerda que el clasicismo, aunque suele ser más de lo mismo y todo ya está contado, con las manos adecuadas, es un arte/artesanía maravilloso.
Hasta aquí los cinco artículos sobre cine negro. Imposible de abarcar y sin la pretensión de llenar todos los huecos y miradas, os animo a seguir buscando por su universo. El cine negro es un cine lleno de libertad, el de las películas de serie B, cine de dobles lecturas, de encuadres imposibles y de lo imposible en los encuadres normales, de mostrar como es nuestra parte más oscura a través de lo real y de la imaginación haciendo combinar las reglas del juego. Las sombras del presente con los mismos elementos desde sus inicios. Cine de género.
No es País Para Viejos (Joel Coen y Ethan Coen) 2007
Nunca las sombras, tan utilizadas por los
Coen, habían cobrado tanto sentido.
Cine mudo con reflexiones verbalizadas. Un seguido de persecuciones por desiertos y por los reflejos que proyectamos sobre un mundo en extinción, No Es País Viejos es el legado que dejamos al perdurar por un tiempo que no es el nuestro. No hay civilización, no hay hogar, no hay nada, tan solo la excusa por la que llegamos al final de la película, una absurda historia del imposible de burlar la suerte a la muerte, un Javier Bardem sin capucha y guadaña que mata por azar, porque sí, como un accidente de coche que no escoge a su víctima, simplemente le toca a uno. Huimos por el metraje sin saber hacia donde vamos, es en la última secuencia, donde Tommy Lee Jones explica el sueño que ha tenido, cuando todo cobra sentido, todo es razón y el presente se congela para no soltarnos. Inmensa.
Promesas del Este (David Cronenberg) 2007
No existe la frontera entre el bien y el mal, el territorio es común.
Si en No Es País Para Viejos la cárcel es un presente en forma de no entender la brutalidad de un asesino a sueldo, en Promesas del Este la cárcel es el futuro que implica formar parte de la mafia rusa en Londres. Sobria y soberbia la mano de Cronenberg hace del aire un veneno que respirar en cada uno de sus planos. Los encuadres de una invisible claustrofobia van acusando y juzgando a todos los personajes de la película, al principio los de apariencia más villanesca, después a los personajes de "buenas" intenciones, y para finalizar, por empatía, al espectador. El cine negro se vuelve espejo de las debilidades egoístas de la clase media y del significado de poder, familia y felicidad. Las grandes películas no parecen serlo, lo son.
Death Proof (Quentin Tarantino) 2007
La obscenidad del accidente de coche, un
placer lujurioso más dentro de la película.
Por mucho que Tarantino quiera homenajear la serie Z de Russ Meyer, la forma que utiliza, con el jugueteo de esa serie Z, recuerda más a maestros consagrados que a maestros por consagrar del cine de doble sesión. Hitchcock, Godard, Melville, Tourneur... y una infinidad más como es de esperar de un placer tarantiniano. Es la única palabra que asociaría a Tarantino y aún más de una película como Death Proof: placer. No hay nada más, un juguete erótico que no quiere contarnos ninguna historia ni transformar nuestras miradas. El cine negro es un sueño lleno de los fetiches de un hombre que disfruta por las formas y las emociones que desprenden éstas. Si Brian de Palma fusilaba el cine de Hitchcock para contar sus propias historias, Tarantino se apodera del recurso y nos los ofrece en bandeja de plata. El género carece de sentido y embobados disfrutamos y flotamos por lo irreal de la propuesta por un mundo que nos deleita.
La Noche es Nuestra (James Gray) 2007
Nada es concreto, solo las ideas y las sensaciones
como la secuencia de los coches en la lluvia.
Del sueño a la pesadilla. Toda carta tiene su reverso oscuro, y tanto podemos soñar el género como transitarlo como una pesadilla asfixiante. No hay formas concretas ni personajes bien dibujados. Sombras que van y vienen por delante de cámara, que se mueven por el fuera de campo sin dejar claro quiénes somos ni hacia dónde vamos. James Gray, considerado el nuevo Coppola, da la sensación de tener un cine menos consistente que el del director de El Padrino. Esa falta de concreción, esa impresión vaporosa que contrasta con lo absoluto de la puesta en escena y guiones de Coppola, proporcionan a la experiencia un desasosiego de que algo no está completo, que no es tangible, y como espectadores sentimos que la narrativa se diluyo entre nuestros dedos. Pesadillas estructuralmente perfectas en los cánones del género, de repente la estructura se desmorona y caemos a cámara lenta junto a los cimientos sin saber cuando llegaremos al suelo.
Antes Que el Diablo Sepa Que Has muerto (Sidney Lumet) 2007
Reflejos envejeciendo en la repetición.
El (a veces) gran Lumet se despidió por la puerta grande. Una tragedia griega, laberíntica, oscura y de personajes mediocres. Saltamos de un flashback a otro sin ningún motivo narrativo, pero la idea de un bucle crece a medida que la película avanza. Cada elemento es un espejo, los personajes se miran a si mismos cuando miran a otro y sucede igual mediante una escena confrontada con otra. La moral se ha quedado fuera de la sala antes de que empiecen los títulos de crédito, y el primer congelado dicta el destino de la trama. Lumet encierra al género dentro de una película, le impide desarrollarse y lo deja hasta el infinito en las fauces de su mejor aliado, la perdición. Lumet nos recuerda que el clasicismo, aunque suele ser más de lo mismo y todo ya está contado, con las manos adecuadas, es un arte/artesanía maravilloso.
Hasta aquí los cinco artículos sobre cine negro. Imposible de abarcar y sin la pretensión de llenar todos los huecos y miradas, os animo a seguir buscando por su universo. El cine negro es un cine lleno de libertad, el de las películas de serie B, cine de dobles lecturas, de encuadres imposibles y de lo imposible en los encuadres normales, de mostrar como es nuestra parte más oscura a través de lo real y de la imaginación haciendo combinar las reglas del juego. Las sombras del presente con los mismos elementos desde sus inicios. Cine de género.
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